Muertos en vida

        Por las mañanas, miro a los muertos pasar.

en carro o en camión, se les ve transitar.

vestidos de saco y corbata, se dirigen a su funeral.

ocho horas de muerte fugaz, siempre será su lugar.


Al mediodía, miro a los muertos luchar.

contra la hambruna, contra la cruel realidad.

vestidos con ropas sucias, hurgando entre basuras.

buscan que el día se ablande, para  no caer demasiado tarde.


Por las noches, miro a los muertos soñar.

sueñan con cosas, que no son de la realidad.

Las noches serán más cortas, para aquellos que sueñen con rosas.

Los días serán más fríos, para aquellos que piensen  lo mismo.


Entre dos ríos, miro a los muertos pasear.

pasean en dudas, no saben navegar.

se desbordan los ríos, entre susurros, gemidos y gritos.

Nadie socorre en auxilio, todos siguen su triste camino.


Por la banqueta miro a unmuerto llorar.

llora por hambre, llora por necesidad.

tiene un amor vacío, pues aquel se le ha ido de imprevisto.

duda sobre aquellos designios, de doctrinas que son verdaderos delirios.


Aquella tarde, escuché a los muertos gritar.

gritaban consignas, consignas de respeto y humanidad.

pero la ciudad, les aplacó.

con sus ruidos, con su ignorancia, su silencio les ganó.


En aquella plaza, vi a los muertos tocar.

tocaban piezas, de tristeza y belleza

declamaban poemas, de lucha y duda.

cantaban versos, de alegrías y desenfrenos.


En aquel hospital, vi a los muertos morir.

morían de indiferencia, morían de inclemencia.

uno a uno, dejaban este sufrido mundo.

algunos arañaban firmemente las paredes, otros aceptaban su fin consientes.


Hace diez días, miré a los muertos en una esquina de la vida.

bebían alegrías, para no caer enmelancolías.

bebían el cuento, bebían el sueño.

pero también, tenían resaca de realidades y calamidades.


Por la iglesia, miro decenas de muertos orar.

tenían esperanzas, tenían ilusiones con  intenciones.

pero simplemente, sus oraciones se ensordecían por las mentiras y manipulaciones.

de gentes inertes, que creen ser benevolentes.


Hace tiempo, miré a los muertos reír y cantar.

Cantaban sus penas, se reían de sus tristezas.

se burlaban de la vida, se burlaban de la muerte con alevosía.

siempre con una sonrisa, los muertos sabían que no era su día.


Y finalmente, me encontré a dos muertos forjando la vida en cigarrillos.

bien lentos, bien cuerdos.

de filosofías, de ingenios.

con su humo, con su calma.         

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